Cuaresma: esa palabra que suena a torrijas, pescado, y vamos a decirlo con propiedad, tristeza.
Después de los carnavales de este fin de semana, cualquiera vende como algo atractivo este tiempo que para los cristianos es tan importante, si lo único que nos sugiere es carecer de cosas e imposiciones.
Desde luego que a nadie nos gusta que nos impongan nada, y cuando notamos que hacemos algo obligados, nos rebelamos.
La Cuaresma es todo lo contrario, es un tiempo que nos ayuda a volver a encontrar las alas que hemos perdido por el camino.
No estamos hechos para volar a ras de suelo, sino para volar alto, pero para ello hay que cortar hilillos, a veces sutiles, pero que igualmente no nos dejan subir... Por eso tenemos 40 días preciosos por delante para quitarnos peso (no del de la báscula, que puede que también), y soltar lastre.
Vamos a aprovechar esta oportunidad maravillosa para decirle al Señor que queremos volver a volar, que estamos dispuestos a cortar lo que nos impide llegar hasta El.
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