Evangelio (Mt 3,13-17)
Entonces vino Jesús al Jordán desde Galilea, para ser bautizado por Juan. Pero éste se resistía diciendo:
— Soy yo quien necesita ser bautizado por ti, ¿y vienes tú a mí?
Jesús le respondió:
— Déjame ahora, así es como debemos cumplir nosotros toda justicia.
Entonces Juan se lo permitió. Inmediatamente después de ser bautizado, Jesús salió del agua; y entonces se le abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios que descendía en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz desde los cielos dijo:
— Éste es mi Hijo, el amado, en quien me he complacido.
COMENTARIO:
Jesús se bautiza para complacer la Voluntad del Padre. No lo necesita, pero lo hace por amor.
«Quizá habrá alguien que pregunte: ‘¿Por qué quiso bautizarse, si era santo?’. ¡Escúchame! Cristo se bautiza no para que las aguas lo santifiquen, sino para santificarlas Él» (San Máximo de Turín).
La voz del Padre que resuena, "Este es mi Hijo, el amado" es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel e Hijo de Dios.
Hoy especialmente renovamos nuestro Bautismo y nuestra voluntad de amar en todo la Voluntad del Padre en nuestra vida.
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